No me enamoré ni mucho menos, es sólo una sensación magnífica que tengo cuando estoy a tu lado. Generas que una chica se sienta afortunada de acompañarte. Y quizá sea muy superficial, porque de ti poco sé; Pero qué más da, si para un flechazo de verano esto se siente tan bien.
Cómo cuando tu mano arde en mi hombro, o tus ojos simplemente rozan los míos intentando disimular que no me miras. Cuando esbozas esa leve sonrisa y pienso que realmente nadie podría lucirla tan bien como tu.
Porque por ti podría echar por la borda hasta el último de mis planes y olvidarme del futuro que había planeado. Te ves como el perfecto protagonista de una clásica aventura de adolescencia apresurada, dónde el mundo y todas las obligaciones dejan de importar sólo porque estamos juntos. ¿Y quién podría culparme de querer escaparme con el chico rebelde de la historia? No quisiera detenerme hasta que digas “Es hora de regresar a la realidad”.
Pero por ahora me conformo con verte otra vez; y lo único que puedo pensar es que estoy encantada de conocerte.
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