15.12.09

Ilógicamente

Nunca fui amiga de mis cuestionamientos, y sin embargo cada día parecen multiplicarse más y más. Llega un momento en que nada tiene sentido, en donde tantos pensamientos vagan por mi mente que las palabras se borran, se quiebran y caen en una cascada de desilusión y amargura perdiéndose en un mar confuso. ¿Estoy haciendo algo mal? ¿Debería luchar y seguir intentándolo, o simplemente dejarlo ir?

Las veces que nos cuestionamos las mismas cosas son incontables, no obstante la respuesta jamás parece la correcta. Si bien la incertidumbre es lo más común que puede haber en el amor siempre causa molestia, y una inseguridad que llega a tal punto de hacernos sentir que ya todo esta perdido.

Y aún así, una vez que nos convencimos de que se acabó, que no hay vuelta atrás y no queda nada por hacer, aparece él.

Tan perfecto e inigualable que con solo cruzarse en nuestro camino tiene el poder para hacernos olvidar de todo aquello que nos replanteamos por horas, de toda esa situación de drama y amargura por la que pasamos hace tan solo unos minutos. Verlo caminar, sonreír, hablar y hasta observarlo sin hacer absolutamente nada nos provoca un torbellino de emociones que nos deja aturdidas, sin saber que es lo que pasa a nuestro alrededor. Y es en ese momento donde descubro que no existe explicación ni respuesta alguna para lo que nos pasa, por que el amor es así de confuso, dulce y amargo a la vez.

No importa la edad, ni quién, como, cuando o donde, todos jugamos con las mismas reglas. Así que no intentes comprenderlo, porque no funciona. Este sentimiento esta hecho para sentirlo, y no para razonarlo.


Laru

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